sábado, 20 de julio de 2024

Los amigos

En el tabaco, en el café, en el vino, al borde de la noche se levantan como esas voces que a lo lejos cantan sin que se sepa qué, por el camino.

Livianamente hermanos del destino, dióscuros, sombras pálidas, me espantan las moscas de los hábitos, me aguantan que siga a flote entre tanto remolino.

Los muertos hablan más pero al oído, y los vivos son mano tibia y techo, suma de lo ganado y lo perdido.

Así un día en la barca de la sombra, de tanta ausencia abrigará mi pecho esta antigua ternura que los nombra.

 

Uno de los poemas de Julio Cortázar dedicados a la amistad, al recuerdo de aquellos amigos que nos importaron y con quien compartimos parte de nuestra vida.

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jueves, 20 de junio de 2024

Resumen de otoño

En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto del recuerdo. Asombra a veces que el fervor del tiempo vuelva, sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva; que la belleza, tan breve en su violento amor nos guarde un eco en el descenso de la noche.

Y así, qué más que estarse con los brazos caídos, el corazón amontonado y ese sabor de polvo que fue rosa o camino. El vuelo excede el ala. Sin humildad, saber que esto que resta fue ganado a la sombra por obra de silencio; que la rama en la mano, que la lágrima oscura son heredad, el hombre con su historia, la lámpara que alumbra.

 Julio Cortázar

En esta ocasión el autor hace una breve descripción de las sensaciones que le produce la llegada del otoño y el paso del tiempo, así como el conocimiento de que todo volverá a renacer en primavera.

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miércoles, 5 de junio de 2024

La tortuga y el cuervo

Dicen que una vez, hace mucho tiempo, los pájaros estaban organizando una fiesta en el cielo.

Se los escuchaba hablar y comentar, contentos, lo lindo que iba a ser encontrarse todos a cantar juntos.

Pasaban los días, corría el rumor de los preparativos.

La tortuga quería ir, pero no sabía volar. No sabía cómo hacer. Pensó y pensó hasta que se le ocurrió una idea, averiguó quiénes irían, qué instrumentos llevarían y decidió que viajaría con el cuervo escondida adentro del bombo.

Y llegó el día. Al atardecer la tortuga se metió adentro del bombo, aseguró la tapa y esperó hasta que el cuervo estuviera listo. El pájaro peinó sus plumas, sacudió las alas, cargó el bombo y emprendió el vuelo. Voló, voló bien alto. Anduvo un rato y le pareció que el instrumento estaba un poco más pesado que de costumbre, pero estaba tan entusiasmado y con tantas ganas de llegar a la fiesta que no prestó atención.

Cuando llegó al cielo ya se oían las risas y la música. Buscó un lugar para dejar el bombo mientras saludaba a los amigos, y la tortuga aprovechó para salir y mezclarse por ahí con los invitados.

Algunas aves, al verla, le preguntaron cómo había llegado, porque les pareció raro ver una tortuga en el cielo. Les dijo que la había llevado un amigo.


La cosa es que bailaron y cantaron toda la noche. Los pájaros músicos acompañaron a los pájaros cantores y lo pasaron tan bien que quedaron en volver a encontrarse pronto.

Al terminar la fiesta, mientras se despedían, la tortuga volvió a esconderse dentro del bombo.


El cuervo saludó a sus amigos, cargó el instrumento y empezó a bajar.

“¡Cómo pesa este bombo! —pensó—. Debo de estar muy cansado.”

Y siguió volando y bajando. En una de esas, la tortuga se acomodó un poco y el cuervo sintió que el instrumento se sacudió.

“Qué raro, me pareció que se movía”, pensó.


Se quedó intrigado y decidió investigar qué pasaba. Destapó el instrumento y, al abrirlo, encontró a la tortuga ahí sentada lo más tranquila.

Le dio mucha bronca encontrarla; tanta bronca que dio vuelta el bombo y la intrusa cayó volando, pesada como una piedra.

La tortuga se salvó, pero desde entonces el caparazón le quedó con remiendos por los golpes que se dio al caer.

https://imaginaria.com.ar/2010/01/dos-relatos-tradicionales-del-norte-argentino-contados-por-laura-roldan/


lunes, 1 de abril de 2024

Nocturno

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.

Todo ha quedado allá, las botellas, el barco, no sé si me querían y si esperaban verme.

En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos, una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro sets.

Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad, yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.

Mi mujer sube y baja una pequeña escalera como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.

Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche. Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran a la ventana que tengo a mi espalda.

 

Triste poema que expresa el sufrimiento y la añoranza de lo dejado atrás, probablemente derivado de las sensaciones que tuvo el autor al abandonar Argentina.

 

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miércoles, 13 de marzo de 2024

Pasión

 


Tú tienes, para mí, todo lo bello
que cielo y tierra y corazón abarcan;
la atracción estelar -¡de esas estrellas
que atraen como tus lágrimas!

La sinfonía sacra de los seres,
los vientos y los bosques y las aguas,
en el lenguaje mudo de tus ojos
que, mirándome, hablan;

Los atrevidos rasgos de las cumbres
que la celeste inmensidad asaltan,
en las gentiles curvas de tu seno...
¡Oh, colina sagrada!

Y el desdeñoso arrastre de las olas
sobre los verdes juncos y las algas,
en el raudo vagar de tu memoria
por mi vida de paria.

Yo tengo, para ti, todo lo noble
que cielo y tierra y corazón abarcan;
el calor de los soles, -¡de los soles
que, como yo, te aman!

El gemido profundo de las ondas
que mueren a tus pies sobre la playa,
en el tapiz purpúreo de mi espíritu
abatido a tus plantas.

La claridad celeste de los besos
de tu madre bendita, en la mañana,
en la caricia augusta con que tierna
te circunda mi alma.

¡Tú tienes, para mí todo lo bello;
yo tengo, para ti, todo lo que ama;
tú, para mí, la luz que resplandece,
yo, para ti, sus llamas!

Almafuerte

martes, 5 de marzo de 2024

La chuña y el zorro

Era la hora de la siesta y el zorro andaba por el monte dando vueltas, hablando solo, buscando qué comer. Tenía tanta hambre que le sonaba la panza.

Desde que la chuña había hecho su nido en el patio de la casa del hombre, él no se podía acercar al gallinero.

El ave era muy buena guardiana, se pasaba todo el día vigilando los movimientos de la casa. Cada vez que él aparecía gritaba fuerte y lo sacaba corriendo.

El zorro llevaba días pensando cómo podía hacerse amigo de la chuña.

“Si la invito a comer, nos haremos amigos y voy a poder acercarme al gallinero a saborear unos tiernos pollitos.”

Y así fue. Después de ensayar un tono amable, se acercó y la invitó a almorzar.

La chuña, primero, lo escuchó medio desconfiada, pero, ante la insistencia y la promesa de la rica comida, aceptó.

Cuando llegó el día, fue a su cueva.

El zorro le ofreció una deliciosa miel de abejas que había juntado en el monte; sirvió un montón de miel dorada y sabrosa sobre una piedra muy chata. Angurriento como él solo, lamió la piedra hasta dejarla limpita y se relamió los bigotes satisfecho.

La chuña, con su pico, apenas si pudo tomar unas gotas. Se sintió engañada. “Zorro de porquería, ya me las vas a pagar”, pensó. Y decidió invitarlo a comer, para vengarse.

El zorro aceptó contento, pensando que todo iba bien.

“Qué bien, nos estamos haciendo amigos. Ya estoy más cerca del gallinero.”

Algunos días después, se encontraron bajo el nido de la chuña.

Ahí vio que la cena estaba servida en una vasija de cuello fino.

La chuña metía su pico en el recipiente y tomaba deliciosos tragos de miel.

El zorro intentaba meter el hocico, estiraba la lengua y no había caso, imposible tomar ni una gota.


Al final, se dio por vencido y se fue.

Pasó el tiempo, y dicen que todavía sigue rondando el gallinero y pensando cómo hacerse amigo de la chuña para acercarse a comer unos tiernos pollitos.

 


La chuña y el zorro y otros cuentos © Laura Roldán (textos), Horacio Gatto (ilustraciones); Editorial Longseller, Buenos Aires, 2009.

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martes, 2 de enero de 2024

Happy New Year

 

Mira, no pido mucho, solamente tu mano, tenerla como un sapito que duerme así contento. Necesito esa puerta que me dabas para entrar a tu mundo, ese trocito de azúcar verde, de redondo alegre. ¿No me prestas tu mano en esta noche de fin de año de lechuzas roncas? No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo, el durazno sedoso de la palma y el dorso, ese país de azules árboles. Así la tomo y la sostengo, como si de ello dependiera muchísimo del mundo, la sucesión de las cuatro estaciones, el canto de los gallos, el amor de los hombres.

Julio Cortázar

Este poema nos habla de la añoranza de los seres que queremos y amamos en momentos especiales, como la llegada de un nuevo año, y con quien no podemos estar debida a la distancia que nos separa. Nos habla del recuerdo y de tener presente al otro, fresco en su memoria.

 

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