1947, Charlie Parker y su Septeto tocan "Relaxin' at Camarillo"
(sello Dial)
A su salida, relativamente recuperado, llevó a cabo memorables grabaciones. Su
carácter seguía impredictible, su conducta escandalosa. Pero Gillespie dijo de
él: He oído muchas cosas sobre él que no me gustaron. ¿Qué clase de hombre era
Beethoven? ...¿qué tiene eso que ver con su música?...lo importante es su
música” (Casalla, 1998).
A llegar a los 30 años, Charlie ya había consumado su cuarto matrimonio con una
bailarina llamada Chan, que le dio su hija Pree y su hijo Baird. Además, ya
tenía otros dos hijos previos: Leon, que crió la madre de Bird, y Kim, del
segundo matrimonio.
En esa época seguía poliadicto y polisintomático, con úlceras, obesidad y
problemas cardíacos.
Sin embargo su organismo era fuerte y pudo mantenerse funcionando relativamente
a pesar del daño que se infligía. Pero la muerte de su hijita Pree por pulmonía
fue un golpe devastador para él, produciéndole un cuadro depresivo severo.
Había reducido la heroína, pero se volcó al alcohol, enfermando también a su
hígado. En 1954 se había inaugurado el club Birdland en su honor. Mientras
actuaba allí, sufrió un cuadro confusional, huyó a su casa e intentó un
suicidio con iodina. Esto produjo su segunda internación, en el Hospital
Bellevue de Nueva York, donde recibió también psicoterapia. En octubre lo
dieron de alta y volvió a tocar en toda su plenitud. Pero todo esto era el
comienzo del final. En esa época, un día orínó en un palco del Birdland y fue
expulsado. A pesar de ello, le dieron una nueva oportunidad, pero la perdió
debido a su comportamiento caótico. Salió borracho y llorando. Había llegado al
final de su breve Argumento de Vida. La baronesa Nica de Koenigsberg, una
suerte de mecenas de los músicos de jazz, le dió albergue en su departamento,
donde murió a los 35 años, el 12 de marzo de 1955. A pesar de su
negativa a ser enterrado en Kansas City, sus herederos enviaron su ataúd a esa
ciudad. En Argentina, su trágica existencia inspiró a Julio Cortázar en su
famosa novela “El Perseguidor”. En Estados Unidos, varios autores escribieron sobre
él. El pájaro ya no volaría más; había sido libre y cantaba con su saxo.
(Reisner, op.cit.) Si estudiamos sus ejecuciones, podemos extrapolar un
fascinante paralelo entre las mismas y su forma de vida: un vuelo caprichoso y
veloz alrededor de una línea melódica, pero siempre dirigido hacia una meta
inalcanzable ... asunción de grandes riesgos, apenas superados por su
prodigiosa técnica ... desprecio de las convenciones en aras de una ilimitada
libertad. Todo eso guiado por una incomparable creatividad e intuición.
El “fundamentalista” Panassié llegó a catalogarlo como “el autor de los versos
satánicos del be-bop”! Vivió, sufrió y gozó intensamente. Gracias a eso dejó un
legado de incalculable valor que millones de personas disfrutaron y disfrutan a
su vez, como otros héroes trágicos de esta forma tan libre de arte: Bix
Beiderbecke, Chet Baker, Bunny Berigan, Gerry Mulligan… la lista es larga.
Apuntes de su Argumento de Vida El “Argumento de Vida” es un concepto creado
por el Dr. Eric Berne (1964), siendo uno de los instrumentos del Análisis
Transaccional. Es definible como “un programa interno formado en la infancia
bajo las influencias parentales, luego olvidado pero que ejerce su influencia a
lo largo de toda la existencia”. Reemplaza el concepto mágico de “destino”, así
como a la supuesta influencia de los astros. Puede ser detectado, tornado
conciente y cambiado, pero generalmente esto requiere psicoterapia. Una de las
técnicas es la “redecisión”, modificando los “mandatos parentales” grabados en la
vulnerable infancia.
A partir de nuestra experiencia como psicoterapeutas con varios miles de
personas, hemos podido detectar una serie de tendencias, o “leyes”, si se
quie-re, del Argumento de Vida. La primera de ellas es: “La conducta de los
hijos (lo que hacen) es el mensaje de los padres y otras figuras parentales”.
Aunque esto es duro para muchos padres y realmente no es una verdadera “ley”
sino un programa que tiene sus excepciones y sus grados, en general se cumple.
Y es mucho más fuerte la influencia de lo que las figuras parentales hacen que
lo que dicen. Cuando una mamá insiste verbalmente en que su hijo coma o
estudie, es porque antes, inconscientemente, lo influyó para que no emita esas
conductas.
En cuanto a Parker, como lo señala Berne, la madre indujo el “qué hacer“ (sé
músico) y el padre le mostró “cómo hacerlo” (actuando en el vaudeville). Pero
otro mensaje de la mamá fue el de abandono, por el esposo que tuvo, y Charlie
repitió el modelo de su padre, abandonando su vez a varias esposas e hijos.
Otro mandato involuntario que recibió fue “no vivas”, y lo actuó desde muy
joven; pero aquí, además de la familia, gravitó el ambiente jazzístico nocturno
que, como lo mencionamos, representó su segundo hogar, y, algunos músicos, sus
padres sustitutos.
Una profunda tristeza lo acompañó toda su vida. Aunque es indudable que su
madre lo amaba, probablemente no tuvo los recursos para enseñarle a protegerse,
que tampoco ella habrá recibido en su propia educación. Es interesante que ella
era enfermera y él sufrió afecciones físicas en varios sistemas de su
organismo, tal vez como una forma de buscar cuidados.
Tampoco supo ella ponerle límites en una edad tan sensible como es el comienzo
de la adolecencia. Todo esto sumado a las persecuciones raciales de la época.
Suponemos que otro mandato de su mamá (o de otras figuras parentales) fue “sé
el mejor”; esto explicaría su terrible autoexigencia, la cual él sufrió y cuyos
productos nosotros disfrutamos. Nunca pasó en su maduración de la etapa de la
adolescencia. Él no podía crecer ni envejecer.
Amó a muchísimas mujeres y fue amado a su vez, siempre en la búsqueda de nuevos
estímulos, como en su música. Quemó sus alas como una mariposa que se acerca al
fuego, pero nos legó lo mejor que tuvo.
Adiós, Charlie, y gracias por todo lo que nos diste.
1946, Parker y su quinteto tocan un desgarrador "Loverman" (sello
Dial)